miércoles, 25 de marzo de 2009

Aire puro


La piba salió eyectada de la bola humana que intentaba acercarse al escenario. "Al fin algo de aire puro", dijo, y encendió un pucho, que fumó orgásmicamente para llenar de humo y éxtasis el aire puro. Faltaban 5 ó 6 minutos para que Radiohead saliera a la cancha a demostrar, con menos populismo que un radical, por qué es una de las mejores bandas del mundo.
Vero y yo tampoco soportamos mucho tiempo más esa muralla de gente y a mediados de Airbag, el segundo tema, nos fuimos para atrás. Mentiría si digo que vimos a Radiohead; sería más correcto decir que lo escuchamos. Y muy bien.
En realidad, comencé a disfrutar del show -exquisito- cuando me resigné a escuchar. Después de un improvisado pogo con el que intentamos ir para adelante de nuevo, en medio de proto-emos que miraban con cara de "¡Eh, loco, no son Los Piojos!", nos contentamos con respirar la música, mezclada con algo de olor a faso y sudor. Aire puro.
En el cielo, las estrellas y algún que otro avión. En las pantallas, primeros planos de los integrantes de la banda. En el escenario, un torrente de luces azules verdes amarillas rojas naranjas violetas celestes (sí, sí, In Rainwobs, nombre del último CD).
Vino No Surprises, esa canción de cuna que se ríe del espíritu burgués ("no alarmas ni sorpresas, por favor") y me acordé de K, la dama del Atril, Buzzi y Dányelis. Todavía intento explicar la asociación libre. Después hubo tiempo para el Nunca Más: How to disappear completely", correctamente dedicada en un correcto y robótico español.
Thom Yorke y el resto nos empacharon de música. Lograron confluir mística, prolijidad y belleza dignas de Abbey Road, pero en vivo. Es admirable cómo canta este muchacho que parece siempre al borde del suicidio.
Dejaron el show para Kiss, Aerosmith y U2. Radiohead, que hace un año y medio le pegó una patada en el tujes a la industria discográfica y ofreció su disco a la gorra por Internet, volvió a reírse de las convenciones y se dedicó a hacer lo que mejor sabe con guitarras, chiches eléctricos y sintetizadores: generar esa extraña e íntima sensación de aire puro en cada una de las 30.000 almas que estábamos ahí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Gracias por regalarme ir a ese recital que voy a recordar toda mi vida, y por todo lo que hiciste y hacés todos los días por mí, más en este momento, te amo cada vez más.