jueves, 19 de marzo de 2009

Se viene la chadere, se viene

Leyes más duras, servicio militar para reencauzar a los paqueros, pena de muerte para los que se empaquen en seguir paqueando y andando por el mal camino. Retenciones cero, liberalización de exportaciones y de precios en el mercado interno para que el granero del mundo vuelva a ser eso, granero del mundo. Privatizaremos empresas reestatizadas o cooptadas por empresarios amigos del régimen depuesto y permitiremos los ajustes que sean necesarios para hacerlas rentables. No hace falta dejar volar mucho la imaginación para dar con la plataforma electoral de quien quiera ganar las próximas elecciones importantes, sean las de junio o las de 2011.
Sí, señores, se viene la derecha, y podemos decir con certeza que Néstor lo hizo.
Arrogándose para sí el papel de líder progresista, dejó fuera de juego a quienes de verdad creen (creemos) en algo llamado progresismo. Y dejó a la clase media -siempre proclive a escuchar a tipos "equilibrados", como el doctor Mariano G.- lista para ser seducida por cualquiera prometa desahogar al campo y meter tiros.
Ahora, ¿qué es desahogar al campo? ¿Permitir que el pequeño arrendatario pueda subsistir -algo difícil hoy, por muchas causas-, o que paguen menos impuestos los grandes pooles, tal como se desprende del proyecto que impulsan los ruralistas? Los chacareros, grandes y chicos, dejaron en claro en estos días que la democracia y las instituciones, tan denostadas por el kirchnerismo, son un medio para sus fines: o bajamos las retenciones en el Congreso o cortamos rutas. ¡Así se fomenta el debate!
Mientras, la pena de muerte no se discute, se instala. Sú, Marce, el Facho Martel, el rabino Berga, el padre de Áxel... ¿qué importa si las cárceles forman más delincuentes, si la sociedad está partida en tres, si no hay contención social...? ¡Queremos vivir tranquilos!
Así que ya sabe, estimado candidato, qué debe prometer para seducir al electorado.
Nosotros (los progres de verdad, no los que le pagan taca taca al FMI), volveremos a asomar la cabeza en seis u ocho años. ¡Ci vediamo!

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