Mi vieja votó por primera vez a los 28 años, la edad que tengo ahora. Votó a Alfonsín, como mi viejo y tantos otros. Recuerdo haber ido con ellos a un acto de campaña, frente a la plaza de San Miguel. Yo tenía tres años y poca noción de todo lo que estaba pasando. Voté por primera vez a los 19. Después, a los 21, a los 23, 25 y 27. Volveré a las urnas el día que cumpla 29. Habré pasado por seis comicios a la edad en que mi vieja se sacaba esa virginidad. Y creo que se debe, en gran medida, al hombre que murió hace unas horas.
Una inquietud profesional hizo que, meses atrás, comenzara a leer muchas cosas sobre Alfonsín, incluyendo sus memorias. Algo me llama la atención: lo inundan de críticas por sus acciones y omisiones, pero nadie se atreve a dudar de su honestidad intelectual o política. No vale la pena mencionar cómo siguió la historia.
Personalmente, repudio las leyes de obediencia debida y punto final firmadas durante su gobierno, el mismo que enjuició a los dictadores. Leí cuáles fueron sus motivos y los respeto, aunque no los comparto. De eso se trata la democracia, enseñó Alfonsín a la generación de mis viejos.
Me enteré de su muerte en la redacción. Inmediatamente, empezaron a llover comunicados de prensa lamentando la pérdida de este futuro prócer.
Imaginé la inminente llegada de un mail de la mesa de enlace agropecuaria convocando a un cese de comercialización en homenaje al Dr. Alfonsín, con cortes de ruta para cumplir que nadie viole las jornadas de duelo. O el cable de la CGT llamando al decimoctavo paro general al ex presidente, éste post mortem, para recordar como se debe al valuarte de la democracia.
Y pensé que el mejor regalo que el gran pueblo argentino, salú, puede hacerle a la memoria de Alfonsín es bajar el estado de irritabilidad general. En una de esas, un poco de tranquilidad nos ayuda a empezar a jugar a la democracia en serio, comiendo, educando, curando y viviendo con ella. ¿Es mucho pedir?
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4 comentarios:
Genial Esteban! quien te dice y en una de esas el ultimo acto del Dr. es darnos a todos un poco de paz y recordarnos esa palabrita que tan bastardeda esta por estos dìas. En una de esas hasta con esta cosa de escribir algo en su honor hasta la buscan en el diccionario y refrescan un poco de que se trata.
No vendrìa nada mal y hasta serìa un buen homenaje!
Lo de la ley de Obediencia debida y punto final, es muy críticable, pero no podemos olvidar todo las cosas buenas que hizo. Ojalá, lo que susedió estos últimos tres días, nos hagan reflexionar y pensar un poco más a la hora de votar.
hola hijo me gusto lo que escribiste, estuve muy triste estos tres días porque a pesar de................ siempre lo amé, acordate cuando fue a la institucion. te quiero
Esteban, es muy bueno lo que escribiste. Yo voté en el 83, pero no a Alfonsín. Estuve en el acto de la 9 de Julio y el 10 de diciembre en Plaza de Mayo, cuando asumió. Había una gran esperanza. Realmente la democracia era un valor fuerte en aquel entonces. Y Alfonsín, con todos sus errores, fue el que más claramente impuso esa idea en la Argentina. Hoy parece como algo dado y se la cuestiona por sus resultados. Pero Alfonsín tuvo la lucidez de hablar de democracia, de libertad, de derechos humanos, de ética y eso es invalorable. Abrazo,
Cristian
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